Recordando el Drugstore de Paseo de Gracia

Recordando el Drugstore de Paseo de Gracia

paseo de gracia portada

Hay algunos locales que, aunque ya no existan, perduran en la memoria urbana y evocan por derecho propio una época. En el Passeig de Gràcia había uno de estos lugares, en el que uno -haciendo volar un poco la imaginación- se podía sentir un poco como si estuviera en Manhattan, por sus horarios sin fin.  

drugstore paseo de gracia

Imagen Creative Commons de barcelofilia.blogspot.com

Nos estamos refiriendo al Drugstore de Paseig de Gràcia, un establecimiento emblemático de la Barcelona de los años sesenta, una época en la que la ciudad se esforzaba para desmarcarse de la grisura del franquismo y abrazar la modernidad y el cosmopolitismo mirando hacia Europa.  Acompañado de una publicidad de inequívoco sabor pop, el Drugstore de Passeig de Gràcia se inauguró en 1967 en el número 71, entre las calles Mallorca y Valencia y junto al también desaparecido cine Fantasio. Su inauguración fue sonada y contó con la presencia del pintor Salvador Dalí y del actor George Hamilton, además de una representación del mundo intelectual barcelonés del momento.  

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Imagen Creative Commons de barcelofilia.blogspot.com

Una de las características más destacadas del Drugstore de Paseo de Gracia -y lo que le daba buena parte de su atractivo- era el hecho de que estaba abierto 24 horas al día, convirtiéndose en el primer local de estas características en España y manteniéndolo hasta que cerró sus puertas en 1992. Solo inicialmente cerraba una hora, de seis a siete, para las tareas de limpieza.

 

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Imagen Creative Commons de barcelofilia.blogspot.com

Por esta razón, su cafetería -que disponía de una terraza en el exterior del paseo- era meca de los noctámbulos irredentos que mantenían la fiesta más allá de la salida del sol, y que coincidían con los trabajadores más madrugadores.  Junto con los quioscos de las Ramblas, el Drugstore era el único lugar de Barcelona donde se podía comprar la prensa antes de ir a dormir. En su bien surtida librería con paredes de cristal se podían adquirir libros de madrugada, también. Y, ya en los años ochenta -una década en la que se tuvo que reforzar la seguridad para prevenir la delincuencia-, una máquina expendedora permitía alquilar películas de vídeo a cualquier hora.

 

En el Drugstore también había varias tiendas de moda -alguna tan extravagante como la que estaba especializada en ropa de papel-, de discos -con presentaciones y firmas para fans-, de regalos y de electrónica, un bar restaurante y una tienda de comestibles.