Casa Amatller: tradición chocolatera y arquitectura flamenca

Casa Amatller: tradición chocolatera y arquitectura flamenca

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Si hay un edificio que no pasa desapercibido en el Passeig de Gràcia de Barcelona, ese es Casa Amatller. Por un momento, te sentirás en una callejuela de cualquier pueblo de Países Bajos, debido a la arquitectura de la fachada. Su diseño triangular y escalonado recuerda mucho a la fisonomía urbana del norte de Europa. Pero aún hay más, porque Casa Amatller aguarda en su interior una tradición chocolatera que pocas empresas europeas pueden superar. Declarada Bien Cultural de Interés Nacional, merece la pena detenerse en Passeig de Gràcia 41 por un momento para admirar en todo su esplendor la Casa Amatller.

Historia de la Casa Amatller

En el conjunto de edificios modernistas instalado en el emblemático Passeig de Gràcia, hay varios que brillan con más fuerza que el resto. Uno de ellos es, sin ninguna duda, la Casa Amatller. Se trata de un miembro de la conocida como Manzana de la discordia, un tramo del Passeig de Gràcia barcelonés que acoge varias construcciones de reputados arquitectos catalanes. En esta disputa por destacar entre los demás, se yergue la Casa Amatller, inspirada en el estilo arquitectónico del norte de Europa.

Lleva la firma del arquitecto Josep Puig i Cadafalch, cuya misión era adecentar un viejo edificio para adecuarlo a los requerimientos del maestro chocolatero Antoni Amatller i Costa. Este encargo se llevó a cabo entre 1898 y 1900 y el resultado fue un inmueble de estilo gótico catalán con influencias de la arquitectura flamenca.

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Su fachada de diseño triangular escalonado resulta muy llamativa, especialmente por los múltiples elementos que la componen. Las baldosas de cerámica se dedican a realzarla. Es inevitable que la vista se nos vaya al balcón principal conformado por tres puertas repletas de ornamentos. En un vistazo al detalle, es posible observar cuatro personajes que emulan las artes: la pintura, la música, la arquitectura y la escultura. No podía faltar la figura de Sant Jordi, patrón de Cataluña.

De palacete unifamiliar a Instituto de Arte Hispánico

La tradición chocolatera se percibe en un buen número de rincones de este edificio. No en vano, la primera fábrica de Chocolates Amatller, cuyo propietario residió aquí, abrió sus puertas en la década de 1840 y llegó a producir más de 10.000 kg de chocolate por día.

Las referencias a este oficio aparecen ya en el vestíbulo. La escalera principal se encuentra adornada con elementos escultóricos ligados a la producción del chocolate, mientras que en el salón familiar hay guiños al comercio del cacao entre América y Europa.

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Desde el año 1960, este inmueble alberga la sede del Instituto Amatller de Arte Hispánico. Dispone de un fondo de biblioteca a disposición del público integrado por más de 30.000 títulos relacionados con la historia del arte español y de una fototeca con cerca de 360.000 imágenes.

El Instituto comparte espacio con la Casa Museo Amatller, que propone un recorrido guiado por este antiguo palacete unifamiliar con el mobiliario y decoración  originales. La visita se acompaña de una taza de chocolate de esta marca legendaria que, desde la década de los 70, pertenece a la compañía Chocolates Simón Coll.

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