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La Pedrera: la última gran obra de Gaudí
Entre las obras cumbre de Antoni Gaudí, no podíamos olvidarnos de La Pedrera. También conocida como Casa Milà, por ser este el apellido de sus primeros propietarios, este icónico edificio de fachada ondulante se considera la última gran obra del arquitecto catalán. Fue construido entre los años 1906 y 1912 en pleno Passeig de Gràcia, en un momento en el que este emblemático paseo vivía su época de mayor esplendor. Situado en el número 92, está inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
En los albores del siglo XX, el Passeig de Gràcia era la zona más exclusiva de Barcelona, un paseo donde la burguesía empezó a fijar sus residencias. En este contexto, entra en escena el matrimonio formado por Pere Milà y Roser Segimon, quien encargó a Gaudí la construcción de su residencia. En esos años, Gaudí ya se había convertido en uno de los arquitectos más prestigiosos. En 1906, cuando iniciaron las obras de la Casa Milà, la Basílica de la Sagrada Familia estaba cada vez más cerca de ser una realidad y acababa de inaugurarse la Casa Batlló.
El objetivo de la familia Milà era residir en el piso principal de la Casa Milà y poner en alquiler las demás estancias. La construcción de este inmueble no estuvo exenta de obstáculos. Por ejemplo, la azotea, uno de los espacios más relevantes de la Casa Milà, se excedía en las dimensiones máximas, de acuerdo con las ordenanzas del Ayuntamiento. Finalmente, se determinó que era un edificio de carácter monumental, por lo que pudo sortear estas dificultades.
Fueron buenas noticias, sin ninguna duda, dado que, como decíamos, la azotea es uno de los elementos más destacables del inmueble. Basta con subir para descubrirlo. En este espacio se hallan salpicadas chimeneas y torres de ventilación con formas que recuerdan a las de un ejército de guerreros. Por no hablar, por supuesto, de las formidables vistas que ofrece este lugar.
Pero hay mucho más que visitar en La Pedrera, denominada de esta forma por ser la piedra el material principal utilizado en la fachada. La piedra, en un principio, procedía de la cantera del Garraf y, posteriormente, de la localidad de Vilanova. Mientras que en el exterior sorprende la treintena de balcones de hierro forjado, en el interior es posible asistir a una representación de una de las residencias burguesas, con muebles de época.
El sello de Gaudí queda patente en cada rincón, con columnas que, más bien parecen esculturas, ornamentación floral y pinturas en los vestíbulos. El desván alberga el Espacio Gaudí, donde se muestra una exposición con maquetas y dibujos de las creaciones del afamado arquitecto catalán.
Desde su inauguración, La Pedrera ha tenido numerosos inquilinos. Desde la Pensión Hispano-Americana hasta personal diplomático e, incluso, un príncipe egipcio. A partir del año 2013, aloja la sede de la Fundación Catalunya La Pedrera y se erige como un destacado centro cultural en la ciudad condal. No obstante, otra parte del edificio continúa siendo de carácter residencial.