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Casa Malagrida: inspiración indiana en pleno Passeig de Gràcia
En el número 27 del Passeig de Gràcia y a solo unos pasos de la emblemática Manzana de la discordia, se alza la Casa Malagrida, construida entre los años 1906 y 1908. Si alzas la vista, no pasa desapercibida su cúpula de pizarra negra en cuya cúspide se alza una corona rematada por una veleta de hierro forjado. Pero esta solo es la guinda del pastel de un edificio donde reina la ornamentación floral y de interiores ostentosos.
La Casa Malagrida fue diseñada por el arquitecto Joaquim Codina por encargo de Manuel Malagrida, industrial y comerciante en el sector tabaquero originario del municipio de Olot.
Tras una temporada en París y Buenos Aires, su negocio prospera y decide fijar su residencia en el emblemático Passeig de Gràcia, convertido en aquellos años en el núcleo residencial de la burguesía.
En la construcción de la Casa Malagrida predominan materiales como la piedra, el hierro y el mármol. La fachada se articula en tres niveles, concediendo una gran importancia a la primera planta. No solo goza esta de una esplendorosa balconada, sino también de dos tribunas con enormes ventanales. Por su parte, cinco arcos configuran la planta baja, concebida para albergar establecimientos comerciales.
Pero conviene fijarse en los detalles. La decoración del a menudo denominado Palacio Malagrida es puramente ornamental, con motivos florales y vegetales. Sorprende la presencia de elementos como el cóndor andino o el retrato de Bartolomé Mitre, quien fuera presidente de Argentina a mediados del siglo XIX, como guiño a la estancia del propietario en América Latina.
No son los únicos símbolos del continente americano, de hecho, que figuran en este edificio de estilo modernista. También encontramos un retrato de Cristóbal Colón envuelto en una corona de laurel.
Las tribunas laterales de la fachada demuestran una vez más que el corazón del industrial de la tabaquería estaba dividido. Por un lado, aparece representada la corona mural, en una clara alusión a su patria natal. Por otro, el gorro frigio (un símbolo presente en el escudo de Argentina), que remite a su patria de acogida.
Mármol y detalles dorados en el interior
Si en el exterior sorprende, en el interior impresiona este edificio. Da la bienvenida un vestíbulo de mármol que da paso a una grandiosa escalera que recuerda mucho a la de otros edificios modernistas por su curvatura. Los interiores de la Casa Malagrida abruman también por los frescos del techo y los detalles dorados que agregan elegancia y distinción al entorno.
La Casa Malagrida fue concebida para uso residencial. Se trata de un edificio de vecinos que, desafortunadamente, no está abierto al público general. Queda una placa en homenaje al maestro de obras Joaquim Codina, fallecido solo unos pocos años después de culminar su creación artística más notable, en 1910. Manuel Malagrida murió en 1946 y está enterrado en el Cementerio de Montjuïc.