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Palau Robert: la nota neoclásica en un entorno modernista
El movimiento modernista nació a finales del siglo XIX y rápidamente comenzó a extenderse por toda Europa. Esta tendencia caló en especial en Barcelona, inundando rincones como el Passeig de Gràcia, epicentro del modernismo en la ciudad condal. En sus años de mayor esplendor, cuando esta icónica avenida se llenó de edificios que seguían esta corriente arquitectónica, llaman la atención otras construcciones como el Palau Robert, de estilo neoclásico. Este palacio fue construido entre 1898 y 1903 y contrasta en gran medida con el resto de inmuebles del Passeig de Gràcia.
El Palau Robert fue la residencia del marqués de Robert y lleva la firma del arquitecto Henry Grandpierre. Se erigió con piedra del macizo del Montgrí, localizado muy próximo a las costas del mar Mediterráneo. El edificio presenta un diseño de planta rectangular que esconde un patio interior. En la parte trasera de este palacio hay una zona ajardinada que convierte este lugar en un remanso de paz. Curiosamente todas las palmeras que se hallan diseminadas en estos jardines provienen de la Exposición Universal de Barcelona celebrada en el año 1888.
Aparte de la planta baja, el inmueble cuenta con dos pisos más y un subterráneo. La planta baja y la primera eran la residencia familiar, mientras que en el piso superior estaba reservado a las habitaciones del servicio. Por su parte, en la planta subterránea estaban las cocinas. Mención especial merece la elegante escalera que comunicaba los pisos entre sí. Otra hermosa escalinata es la de acceso al palacio.
De acuerdo con los escritos de la época, parece que este inmueble fue escenario de los acontecimientos más selectos. Por lo visto, en el año 1908 el Palau Robert albergó una fiesta en honor de los monarcas Alfonso XIII y Victoria Eugenia que contó con más de 500 invitados.
A pesar de que la construcción del Palau Robert se proyectó para que sirviera de residencia para el mencionado aristócrata, lo cierto es que solo unas décadas más tarde colgó el cartel de ‘Se vende’. En la década de los 30, estuvo sobre la mesa la intención de construir en el mismo espacio un hotel y salón de espectáculos que se denominaría ‘The Lido’. No obstante, esta idea cayó en saco roto y, finalmente, se convirtió en la sede del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
En la actualidad, dispone de diferentes salas de exposiciones y, además, es la sede de la Oficina de Turismo. Los jardines están abiertos al público y la visita al palacio es de carácter gratuito.
Con estas transformaciones, el Palau Robert se ha convertido en uno de los muchos espacios culturales existentes en Barcelona. No obstante, aún continúa siendo un desconocido.
Hoy en día, de hecho, es un centro cultural muy activo que organiza actividades con frecuencia. Abre de lunes a sábado y también los domingos y festivos.